TIERRA: El elemento de la estabilidad
Tierra es el elemento secundario fundamental. Sus cualidades son forma, estabilidad, firmeza, cohesión, mantener, enraizar y hacer. Su expresión fundamental es la forma, o estructura, y es incorporado en la técnica de asana. El ámbito de tierra es la espina, su fuente la base, su medio los músculos, y su clave los huesos. Se cultiva y expresa estableciendo en el cuerpo estabilidad (sthiram) y comodidad (sukham). La esencia de la estabilidad estructural, y por lo tanto de la comodidad, es la oposición. Todas las fuerzas, movimientos o acciones deben ser provistas de la resistencia de fuerzas, movimientos o acciones opuestas.
La aplicación superficial de tierra es acceder al cuerpo de un modo lineal, sofocando en el detalle. La aplicación sutil se basa en la inteligencia sensorial de la conciencia: sensibilidad. Establecer tierra requiere el uso de presión, el indicio de su presencia es lo opuesto, vacuidad. Sin algunos medios por los que establecer estabilidad estructural no seremos capaces de desafiar y soltar tensión y debilidad. Las formas específicas de todas las posturas de yoga desafían sistemáticamente tensión y debilidad que inhibe todo posible músculo y relación muscular en el cuerpo. Este desafío, si es aplicado con sensibilidad, honestidad, apertura, presencia y generosidad (yama), libera cuerpo y mente. Entonces el cuerpo no es experimentado como una cápsula estructural finita sino como una dinámica rítmica de la conciencia (ananta samapatti). El contexto de la práctica de postura de yoga es la gravedad tirando del cuerpo hacia la tierra. Su proceso es resistirlo tan efectivamente como sea posible, con el mínimo esfuerzo necesario (prayatna sithilya). Lo cual quiere decir volverse tan estable (sthiram) y relajado (sukham) como sea posible en acción. Ello depende del uso juicioso de contracción muscular, solo en aquellos músculos que necesitan usarse, siendo usados solo hasta el grado que necesitan serlo. No importa en qué postura estemos estabilidad, y por tanto comodidad, depende enteramente de la relación que tenemos con el suelo: la base (o cimientos). En toda y cada postura la base debe ser activada hacia el suelo mientras simultáneamente hecha tan amplia y sustentadora como sea posible. Entonces ello origina, soporta y predetermina todas las demás acciones musculares en el cuerpo. No hay necesidad de que el potencial vital del cuerpo humano quede reducido a una estructura mecánica por medio de aplicar a sus articulaciones principios geométricos inorgánicos en el espacio. El cuerpo humano es inherentemente perfectamente capaz de establecer alineación dentro de su propio funcionamiento si se le es permitido. Cada articulación, cada hueso, cada tejido y cada célula no solo están clamando por alineación todo el tiempo a través del mecanismo dolor-placer, sino que por medio del mismo también estamos dotados para establecerla. Lo hacen, individual y colectivamente, buscando la mayor comodidad posible, en base a la mayor estabilidad posible producida por el mínimo esfuerzo posible.